Escogí una leyenda Chilena de Valparaiso que se llama la piedra feliz
La leyenda dice que Antiguamente, al
costado izquierdo del Balneario “Las Torpederas”, existía un elevado
promontorio formado por negras rocas. Dicho peñón atrajo desde siempre
la atención de los suicidas que llegaban hasta él para poner fin a sus
días.
Un misterioso
encantamiento poseía este abrupto peñón situado al pie del “Cerro Playa
Ancha”, en la ladera norte donde se ubica el Cementerio Nº 3. la roca
gigantesca atraía a los desheredados del amor, a los desdichados por
problemas financieros y a los enfermos incurables.
El pueblo bautizó a
ese fatídico atalaya con el extraño nombre de “Piedra Feliz” que muy
por el contrario era la piedra de los infelices.
Abajo, allá donde el
mar se arremolina, allá donde esgrime sus mil brazos, grandes
remazones de huiros y cochayuyos, como los tentáculos de un animal
fabuloso, esperan a los torturados... Es el coro de los fantasmas de
los cientos de desaparecidos entre esa maleza marina.
Allí está el peñón
de oscuro sino, la “ Piedra Feliz” llamando a los suicidas, como una
atalaya de salvación para martirizados, para los conturbados espíritus.
Subiendo los
peldaños pétreos se llegaba hasta la cúspide, hasta el fatídico zócalo,
a la cornisa del enhielo torreón metido en el mar.
Desde arriba, una
mirada a la vida y luego el salto hasta las turbulentas aguas, hacia el
mundo de los suicidas, donde las aguas marinas agitan sus múltiples
brazos en un eterno bullir.
Nadie escapaba con
vida una vez tomada la decisión final. Tanta fue la popularidad de la
“Piedra Feliz”, ubicada en el popular Balneario “ Las Torpederas”, que
un Alcalde ordenó dinamitarla cercenado su cabeza. El decreto
alcaldicio restó belleza y patetismo al trágico peñón que, a pesar de
todo, aún atrae a los suicidas con una fría pétrea al costado izquierdo
de la playa.
El Balneario “ Las
Torpederas”, por sobre la inquietante reputación de la “ Piedra Feliz”,
sigue siendo el balneario más popular de Valparaíso. Debe su nombre a
las lanchas torpederas que, durante la Guerra del Pacífico, tuvieron su
base en la acogedora playa.
Hoy la “Piedra
Feliz” ha perdido mucha popularidad, otros medio menos románticos, pero
igualmente eficaces, le han arrebatado su atractivo, su “encanto”.
Para esta leyenda ilustre la portada del libro, me basé en los colores que usa Howard Pyle y la manera de pintar que usa ya que sus ilustraciones no tienen bordes.
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